Imagem dos Kawahiva registrada pela equipe da Funai em 2011 (Foto: Acervo Funai).

Aislados del Río Pardo: la historia de supervivencia del último grupo Kawahiva

Por Nathália Clark | Traducción: Lucas Bonolo

“Honestamente, ya no sé qué hacer. Ya me he esforzado todo lo posible para demostrar la existencia de este pueblo [los Kawahiva el río Pardo], y que necesitan sus tierras para sobrevivir. ¿Tenemos que atrapar a estos chicos y llevarlos a Brasilia para demostrar que existen y obligar a las autoridades a tomar medidas para protegerlos? Lo que podíamos hacer en términos de informes, fotos, películas, campañas, ya lo hicimos. Pero, por desgracia, hasta hoy no hemos podido resolver esta situación”.

Este fue el lamento de Jair Candor, uno de los primeros exploradores de la Fundación Nacional del Indio (Funai) aún en actividad, y actual coordinador del Frente de Protección Étnico-Ambiental Madeirinha-Juruena (basado en Cuiabá-MT y cuya jurisdicción abarca el territorio de los Kawahiva del río Pardo), en entrevista hecha hace dos semanas. No sabía que unos pocos días después, sus peticiones serían reconocidas.

Con la crisis política brasileña de los últimos meses, el gobierno federal decidió seguir algunos procesos que estaban paralizados hace años. Así, en sólo dos días (entre el 20 y el 22 de abril) el Ministerio de Justicia (MJ) decidió publicar en el Boletín Oficial de la Unión (DOU) los decretos de cuatro tierras indígenas, entre ellas la Tierra Indígena Kawahiva del Río Pardo, cuyo proceso de demarcación se arrastra desde hace 15 años por lo menos, cuando el área fue impedida por la Funai, en 2001.

Territorio de ocupación tradicional del último grupo en aislamiento voluntario del pueblo Kawahiva, la tierra indígena fue demarcada por la Funai en marzo de 2007, después de la aprobación del Informe Circunstanciado de Identificaciones y Delimitación (RCID) de la TI Kawahiva del Río Pardo. El acceso de personas no autorizadas en la zona, que cuenta con cerca de 412.000 hectáreas, fue restringido, generando numerosas protestas por los propietarios de tierras en la región. En abril de 2013, Funai finalmente concluyó su dictamen acerca del RCID y lo remitió a las consideraciones del Ministerio de Justicia.

Desde entonces, a pesar de todas las presiones externas y de las amenazas para la supervivencia de los Kawahiva en aislamiento voluntario, el proceso de demarcación de TI se mantenía congelado, sin ningún tipo de noticia sobre su andamiento.

Contexto regional “bruto”

La Tierra Indígena Kawahiva del Río Pardo se encuentra entre el noroeste de la provincia de Mato Grosso, el leste de Rondônia y el sur del Amazonas. Situada en el municipio de Colniza, la TI se inserta en el centro del llamado “arco de la deforestación”, región que sufre con las mayores tasas de degradación forestal en Brasil y, por lo tanto, que también concentra altos grados de conflictos sobre la tierra.

La región norte del Mato Grosso, especialmente en la frontera con la provincia del Amazonas, ostenta las tasas más altas de deforestación y asesinatos relacionados a conflictos sobre la tierra en Brasil. El área donde se inserta la TI Río Pardo tiene el más alto índice (absoluto y proporcional) de deforestación ilegal continuada en la Amazonia brasileña. Esto se explica por la forma como se desarrolló – y todavía se desarrolla – la ocupación humana local, caracterizada por el avance de grupos vinculados al sector maderero, al agroindustria, a la minería y al acaparamiento de tierras.

Según los datos del Proyecto de Monitoreo de la Deforestación en la Amazonia Legal (Prodes) y del Sistema de Detección de Deforestación en Tiempo Real (Deter), durante el período de 1997 a 2004, uno de los crecimientos más significativos de la deforestación en la Amazonia para la apertura de nuevas fronteras se registró en la región de la tierra indígena, sobre todo en las ciudades de Colniza y Aripuanã, y principalmente entre 2003 y 2004.

Área desmatada dentro da Terra Indígena Kawahiva do Rio Pardo (Foto: Acervo Funai).

Área deforestada dentro de la Terra Indígena Kawahiva do Rio Pardo (Foto: Acervo Funai).

En entrevista del año pasado, el coordinador general de la Operación Amazonia Nativa (Opan), Ivar Busatto, dijo que la expansión de la ganadería es principal factor de acoso para los Kawashiva del Río Pardo. “Ellos toman las tierras para aumentar sus ingresos y, en la mayoría de los casos, este proceso se hace de forma ilegal. En general, Mato Grosso sigue siendo una provincia que utiliza la fuerza bruta: se instala, deforesta y ocupa, todo ilegalmente”, denuncia.

Según Busatto, la provincia carece de una fuerte presencia del Estado, sobre todo para equilibrar las relaciones cuando hay conflictos de intereses. “Los conflictos por la tierra y por los recursos naturales, como la madera y los minerales, son muy grandes. Pero son escasas las acciones de control, vigilancia y la planificación de las ocupaciones. No sería difícil que el pueblo Kawahiva desapareciera de la región [masacrados por el conflicto]”, explica.

Sitiados por los frentes de explotación forestal

La región entre los cursos medios de los ríos Guariba y Aripuanã sufrió distintas olas de explotación económica – legal o ilegalmente – entre los años 1930 y 2000, y por otra parte, se caracteriza por la ocupación desordenada de la superficie, el acaparamiento de tierras públicas, la deforestación intensiva y la incipiente o nula presencia del Estado.

Estudios historiográficos muestran que caucheros, copaiberos, “gateros”, madereros y mineros  penetran en la región por el canal del río Madeira (desde el río Amazonas), subiendo río Tapajós y luego, el Río Aripuanã, para entonces llegar al río Guariba. La ocupación maderera fue el principal responsable por la delimitación del territorio actual de los Kawahiva del río Pardo, y también aquellos que trajeron las primeras informaciones acerca de la presencia de este grupo el aislamiento voluntario.

Además de la explotación maderera, la ganadería también avanza en la provincia de manera galopante. El “desarrollo” del noroeste de Mato Grosso fue y sigue siendo todavía basado en la ganadería extensiva. Según dados del censo del IBGE en 2006, predomina en la región los latifundios. Las características locales de topografía y clima favorecen el ganado, y el fácil acceso permite el flujo de la producción. Este contexto está estrechamente ligado a la deforestación en larga escala, o al empleo de trabajadores en condiciones similares a la esclavitud, a la violencia y a la negligencia de Estado.

Según el RCID de la TI Kawahiva del Río Pardo, aprobado por la Funai en 2007, la carretera MT-206, abierta en la década de 1980, es la origen del intenso acoso sobre el territorio Kawahiva, hecho que llevó el grupo en aislamiento voluntario a refugiarse en las eminencias de la Sierra Morena (o Sierra Grande), área de difícil acceso para los madereros y mismo para investigadores.

Desde junio de 1999 – cuando la Funai identificó los primeros indicios de la existencia del pueblo Kawahiva en el río Pardo y estableció el Frente de Protección Étnico-Ambiental (FPE) Madeirinha – hasta octubre de 2006, los equipos del FPE realizaron aproximadamente 30 expediciones, dentro y fuera del área. Identificaron 45 moradas colectivas provisorias, 2 malocas (casas comunales permanentes) y 3 recintos avícolas. También registraron el avance de la acción maderera y ganadera.

Imagem dos Kawahiva registrada pela equipe da Funai em 2011 (Foto: captura de imagem do youtube).

Imagen de los Kawahiva registrada por el equipo de la Funai en 2011 (Foto: Acervo Funai).

Según la Funai, algunos de los viejos calveros hallados en la floresta sugieren que, hace pocas generaciones, los Kawahiva probablemente tenían asentamientos estables, donde cultivaban maíz y yuca, y llevaban una vida más sedentaria. Debido a la situación impuesta por las “redadas”, los indígenas en aislamiento del río Pardo abandonaron la práctica de hacer calveros, por seguridad y precaución. La última granja de su territorio se encontró hace más de 30 años, durante las obras para la construcción de la carretera MT-206. Desde entonces, según la RCID, los Kawahiva adoptaron estilo nómade, con pequeñas poblaciones temporales, y pasaron a vivir exclusivamente de la colecta, la pesquería y la caza puntual.

A pesar de la enorme presión que siguen sufriendo, especialmente en los últimos quince años, las evidencias muestran que los Kawahiva han logrado mantener tres generaciones simultaneas de descendientes (abuelos, padres y nietos). Según datos recogidos por los equipos de la Funai, posiblemente el grupo indígena Kawahiva está compuesta hoy por al menos dos familias, con una población de alrededor de 30 personas.

“Si el gobierno brasileño les garantiza la seguridad necesaria, estamos absolutamente seguros de que los Kawahiva del río Pardo van a vivir un importante crecimiento demográfico, como ocurrió con los Zo’é del Amapá”, enfatiza el antropólogo y autor del RCID, Gilberto Azanha. Él refuerza aún que, sin trabajos de seguridad en las fronteras de TI, los indígenas en aislamiento no van a volver con su modo tradicional de reproducción socio-cultural, que tiene su base en las granjas y calveros. “Esta es una de las pocas certezas que nos da los datos disponibles y expuestos hasta hoy”, dice el resumen del informe.

Junto a los Amondawa, los Uru-eu-wau-wau, los Karipuna del río Jacy-Paraná (ubicados en la provincia de Rondônia) y los Kayabi del nordeste de Mato Grosso (pueblos de habla tupí-kawahib, así como los Kawahiva del Pardo), esta población del río Pardo es quizás la última todavía autónoma. En el pasado reciente, todos estos pueblos dominaban extensos territorios entre el noroeste de Rondônia, el nordeste de Mato Grosso y el sur del Amazonas. Por lo tanto, los Kawahiva del río Pardo serían los últimos supervivientes de um pueblo aniquilado por algunas décadas de ocupación y explotación violentas de sus tierras.

Conflicto de interés y lucha por el poder

Cuando la Funai congeló, en 2001, parte del territorio que hoy es la TI Kawahiva del Río Pardo, empresas madereras se opusieron de inmediata. La empresa Sul Amazonas Madeiras e Agropecuaria Ltda (Sulmap), que se autodenomina “poseedora” de tierras dentro de la TI, ejerció fuerte presión sobre la Funai con el intento de suspender el decreto que los impidió explorar el área, así como lo hicieron también otros representantes del agroindustria local y provincial, tales como la Asociación de Terratenientes de Colniza (APCR), la Federación de Agricultura y Ganadería de Mato Grosso (Famato) e incluso políticos de la ciudad de Colniza.

En aquel momento, era difícil para Funai sostener el decreto, dada la falta de registros de los contactos visuales con los Kawahiva. Después de la finalización de los primeros estudios antropológicos, en 2005, se han encontrado restos de aldeas temporales, herramientas y trampas de caza bastante recientes, señales que han puesto fin a las dudas acerca de la existencia del pueblo y de su ocupación en dicho territorio.

Entre noviembre y diciembre de 2005, durante una operación conjunta entre la Policía Federal (PF) y el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama) llamada Operación Río Pardo, fueron detenidas 35 personas acusadas de acaparamiento de tierras y deforestación dentro del área protegido. También se decretó detención temporal de otras 75 personas, entre empresarios, madereros, falsificadores de registros de tierra, pistoleros, miembros de la Asociación de Terratenientes de Colniza y de la empresa Sulmap.

“En 2007, hubo mucha presión aquí. En aquella época, fuimos orientados por la CGIIRC [Coordinación General sobre Indígenas en Aislamiento y de Recién Contacto de la Funai] a tratar de socorrer a los indígenas a través del contacto, ya que el acaparamiento de tierras era muy frecuente. También hubo la Operación Río Pardo, que detuvo mucha gente. Entonces, el escenario se hizo pacífico, más o menos hasta el año de 2012, cuando todo se ha convertido en un infierno, especialmente por la presencia de madereros, falsificadores de títulos de tierra y colonos ilegales invadiendo el área”, explica el coordinador del Frente de Protección Étnico-ambiental, Jair Candor.

El RCID acerca de la TI Kawahiva del río Pardo demuestra que el área delimitada por los límites sur (la carretera MT-206), sudeste (entre el río Pardo y el arroyo San Tomé) y suroeste (Agua Blanca y el arroyo Pagão) “es una zona esencial para prevenir el avance de la explotación maderera y sistemática depredación de los recursos naturales necesarios para el bienestar de los Kawahiva en aislamiento del río Pardo”. Según Candor, desde la carretera MT-206 fueron abiertos unos cinco o seis brazos ilegales, las llamadas carreteras secundarias, que llevan precisamente hacia la TI. “Estos son los puntos más críticos, donde se producen las principales invasiones”.

Estradas que levam madeira retirada ilegalmente de dentro da terra indígena (Foto: Acervo Funai).

Las carreteras que conducen madera tomada ilegalmente desde el interior de la tierra indígena (Foto: Acervo Funai).

Durante la entrevista, el coordinador de la FPE dijo que su equipo está ahora justamente en misión de fiscalización junto a la Policía Federal, porque hubo una invasión en el sur de TI, la parte más afectada por la acción humana. “Sabemos que esto no va a terminar. Tan pronto salga la policía, los invasores van a volver y reocupar sus lotes ilegales. Nosotros del Frente estamos haciendo lo imposible para lograr resultados, pero tenemos equipo pequeño y no estamos preparados para la complejidad del contexto. Tenemos material técnico y equipos, coche, barco, motor, pero no tenemos lo principal: el material humano necesario para dar cuenta de un área de este tamaño, con más de 400.000 hectáreas, además de la tierra Piripkura tierra, que tiene más de 250.000 hectáreas”, explica Jair Candor.

La TI Piripkura, que también forma parte de la jurisdicción del FPE, se encuentra entre las municipalidades de Colniza y Rondolândia, cerca de la TI Kawahiva del Río Pardo, y es habitada por los dos últimos individuos contactados de los denominados Piripkura, posiblemente un grupo familiar que se apartó de los Kawahiva del Pardo y que se supone ser los sobrevivientes de las masacres sufridas mientras cruzaban el río Roosevelt. Esta tierra indígena, que no ha tenido tampoco el proceso de demarcación concluido, sufre los mismos problemas que la TI vecina: es invadida constantemente por madereros, mineros y colonos ilegales.

La demora en el reconocimiento territorial

La existencia de huecos legales, los que permitieron la apropiación de tierras y la deforestación dentro de la Tierra Indígena Río Pardo, es hoy la más grande amenaza para la integridad de los Kawahiva. El RCID certifica que, debido al estado de fuga permanente al cual están sometidos, los indígenas en aislamiento que allí habitan han adquirido un alto grado de especialización en desplazamientos por todo el territorio. Y este conocimiento es la “ventaja comparativa” que tienen sobre sus competidores (sobre todo los madereros y colonos ilegales), y sólo así lograron sobrevivir hasta hoy día.

Todo este contexto regional indica la urgencia en finalizarse el procedimiento de demarcación. El 24 de julio de 2013, el Ministerio Público Federal (MPF), a través de una decisión judicial, logró obligar la Funai a concluir la demarcación de la TI Kawahiva. En respuesta a una demanda civil publica de justicia presentada por el MPF en 2010, la 2ª Tribuna de la Justicia Federal de Mato Grosso decidió que la Unión y la Funai tienen 30 días para elaborar una agenda de trabajo con los actos para completar el proceso.

“Entiendo que los plazos para concluir el proceso están superados hace mucho tiempo, revelando un retardo injustificado por el poder publico en el desenlace del proceso de demarcación”, dijo el juez Vanessa Pereña Gasques en la decisión del tribunal. El documento también establece que el área objeto de demarcación sufría con invasiones y otros problemas derivados de la lentitud del Estado: “Varias familias de migrantes estaban reivindicando asentamiento [indebido], a parte la apertura descontrolada de carreteras en los entornos del área, hechos que pueden causar grandes daños y riesgos para la supervivencia de los indígenas aislados”.

“La inercia del poder publico en continuar el proceso de demarcación de la Tierra Indígena Kawahiva del Río Pardo viola los principios de la administración pública, para no mencionar que atenta contra la dignidad de la persona humana. Es necesario señalar que la posible situación de los indígenas en aislamiento requiere atención especial del Estado. Por lo tanto, los indígenas no pueden estar vulnerables a la buena voluntad del administrador”, explica otro fragmento de la decisión judicial.

La Disposición Declaratoria publicada el pasado 20 de abril de 2016 representa un gran paso para el reconocimiento y titulación del territorio de los Kawahiva en aislamiento voluntario, pero no significa que el proceso se haya completado.

Siguiendo el rito administrativo previsto en el Decreto No 1775/1996, que regula la demarcación de las tierras indígenas en Brasil, después de esta etapa comienza el trabajo de demarcación física del área, incluyendo los estudios topográficos e históricos de titulación, la evaluación de las zonas de bienes agregados y la reubicación de los ocupantes no indígenas . La última fase es la homologación de las tierras indígenas por el Presidente de Brasil.

La homologación de la TI, a su vez, va a traer el merecido reconocimiento del territorio Kawahiva, pero no significa que los indígenas del río Pardo estarán a salvo de las amenazas que acosan, invaden y avanzan incluso por sobre las barreras “oficiales”. El Estado brasileño debe de asegurar la efectiva regularización territorial del área y persistir en el fortalecimiento de su presencia y actuación positiva en el área. Solamente bajo estas líneas, los Kawahiva tendrán garantizada la supervivencia de su pueblo.