Casa Tyohom-dyapa na aldeia Jarinal (Foto: Victor Gil / Acervo CTI)

Salud y dinámicas de ocupación territorial entre los Tyohom-dyapa en el Valle del Javari

Por Nathália Clark y Victor Gil *| Traducción: Lucas Bonolo

Los Tyohom-dyapa constituyen un pueblo de contacto reciente, hablantes de la lengua Katukina-Kanamari y que, hace apenas 10 años, dejaron el aislamiento para vivir junto a los Kanamari (o Tüküna) en la comunidad Jarinal, ubicada en el alto curso del río Jutaí (TI Valle del Javari, AM). Históricamente, formaban parte de la red de relaciones entre los distintos pueblos Katukina-Kanamari, pero redujeron su participación en esta red ante la agresividad de los frentes occidentales de explotación, a principios del siglo XX. A partir de la década de 1950, adoptaron un modelo de ocupación territorial basado en la movilidad intensa, estableciendo relaciones con otros pueblos Katukina-Kanamari y visitando esporádicamente los no-indígenas en la región. Desde entonces, los Tyohom-dyapa han experimentado un fuerte decrecimiento poblacional causado por enfermedades y conflictos con otros pueblos ‘aislados’.

Hoy, suman solamente 38 individuos. La mortalidad infantil entre los Tyohom-dyapa es especialmente alta: según encuesta realizada en 2015 por Tewem Kanamari, agente indígena voluntario de salud en la comunidad Jarinal, entre 2010 y 2015 seis niños fallecieron, el mismo número de niños actualmente vivos. De acuerdo con Tewem, los síntomas eran fuerte diarrea seguida de sangre, flema, fiebre y tos.

La comunidad Jarinal no recibe atención sistemática de la Secretaría Especial de Salud Indígena (Sesai) y, con frecuencia, se propagan enfermedades infecto-respiratorias o diarreas y vómito entre los niños. Pero el alto número de muertes infantiles no es exclusividad de los Tyohom-dyapa, ya que, allá, durante el mismo período, 12 niños Kanamari murieron con los mismos síntomas. La encuesta también señala que otros individuos Tyohom-dyapa fallecieron dentro de la comunidad en estos años: uno de los hombres más ancianos del grupo, mordido por una serpiente, y una mujer y dos hombres adultos, acometidos por enfermedades que no pudieron tratar y que los Kanamari no supieron identificar.

Después de tres años sin ninguna visita de equipos de salud de la Sesai y tras numerosas quejas de la Asociación Kanamari del Valle del Javari (AKAVAJA), el Ministerio Público Federal (MPF) instauró en 2014 una investigación civil pública para averiguar la omisión de la Sesai en el servicio de salud para los pueblos Kanamari y Tyohom-dyapa en la comunidad. En respuesta, los investigados presentaron un plan de trabajo que nunca se cumplió plenamente.

Uno de los informes de la Sesai, referente a una breve visita a la comunidad y presentado al MPF, señala la incidencia de hepatitis B y filariosis entre la población, pero no distingue la distribución de estas enfermedades entre los Kanamari y los Tyohom-dyapa. El diagnóstico de las enfermedades no presentó tampoco cualquier plan de contención y cura.

Incluso después de la intervención del MPF o de las varias quejas de la AKAVAJA ante los organismos competentes, la omisión a la salud sigue como norma, abriendo espacio a muertes evitables. “En 2015, documentos fueron enviados a todas las instituciones pertinentes, denunciando la precariedad de la atención sanitaria hacia los Tyohom-dyapa, pero hasta ahora nada se ha hecho”, informó Kora Kanamari, de la AKAVAJA, durante la VII Reunión General del Pueblo Tüküna, realizada en julio de este año, en la comunidad São Luís.

Los Kanamari creen que, para un cuidado adecuado de la frágil salud de los Tyohom-dyapa, es necesaria la implementación de una Unidad Básica de Salud Indígena en la comunidad Jarinal y la creación de un sistema de remoción aérea en casos de emergencia. Además, consideran importante que la Funai siga y conduzca las acciones de la Sesai junto a los Tyohom-dyapa, a través del Frente de Protección Étnico-Ambiental del Valle del Javari (FPEVJ).

Al actuar por la salud a través de la AKAVAJA, los Kanamari esperan cooperar en el cambio de la delicada situación demográfica de los Tyohom-dyapa. Según encuesta realizada por el Centro de Trabajo Indigenista (CTI) en 2015, de las 38 personas que componen el grupo hoy, son seis niños, cinco adolescentes y doce ancianos mayores de 60 años. De acuerdo con el Informe Circunstancial de Identificación y Delimitación (RCID) de la Tierra Indígena Valle del Javari, la población Tyohom-dyapa se estimó en 32 personas en 1979 y 40 personas en 1984.

El contexto de contacto que llevó los Tyohom-dyapa a vivir junto a los Kanamari en la comunidad Jarinal se llevó a cabo sin la participación de la Funai, tan sólo entre los pueblos que ya compartían territorios y que, como en la mayoría de los casos en el Valle del Javari, ya mantenían relaciones anteriores al contacto occidental.

Tyohom-Dyapa que hoje vivm na aldeia Jarinal (Foto: Caervo CTI)

Tyohom-Dyapa que ahora vivem en el pueblo Jarinal (Foto: Victor Gil / Acervo CTI)

En 2001, una expedición organizada por el FPEVJ llegó a visitar los Tyohom-dyapa y encontró la misma situación de vulnerabilidad sanitaria, sin ninguna atención médica especial o monitoreo adecuado. Pero, después, ni Funai ni los organismos de salud llevaron a cabo ninguna acción continuada oficial junto al grupo. En 2011, un diagnóstico médico-antropológico elaborado por el CTI (con subvenciones y recomendaciones para la recién creada Sesai) destacaba la extrema vulnerabilidad y “la necesidad urgente de asistencia a los indígenas Tyohom-dyapa”.

En todas las tierras indígenas, la situación de salud es grave. Son comunes las epidemias de malaria, la filariosis y las hepatitis A, B, C y Delta. Según informe del CTI elaborado en diciembre de 2010, entre los años 2000 y 2010 al menos 325 indígenas murieron en el Valle del Javari por cuestiones de salud o por el suicidio – numero que representaba al época el 8% de la población indígena total, en un promedio de una muerte cada 12 días.

La situación de desastre sanitario entre los pueblos ya contactados en el Valle del Javari contamina directamente los pueblos en aislamiento voluntario o de contacto reciente. La presencia de enfermedades en las cercanías de su territorio pone en riesgo su integridad física, caso ocurra eventual contacto entre personas u objetos. “La falta de inmunidad y de resistencia a varias enfermedades infecciosas occidentales transforman los ‘aislados’ en los humanos más vulnerables que existen hoy día”, dijo al época Carlos Travassos, ex-coordinador jefe de la CGIIRC.

Dinámicas del contacto

Las primeras informaciones sobre la existencia del pueblo Tyohom-dyapa datan de principios del siglo XX: sitúan el grupo como originario de la región superior del río Jutaí e indican que mantuvieron algún contacto con los frentes extractivos que llegaban a la zona, cuando eventualmente se habrían involucrado, junto a grupos Katukina-Kanamari, en actividades de explotación como el caucho.

Las pocas referencias acerca de los Tyohom-dyapa se arrastran hasta 1920 y sólo vuelven a finales de 1950. La brecha de relatos por tres décadas sugiere que, después de experimentar el contacto con los occidentales por un corto período de tiempo, los indígenas optaron por refugiarse en las zona de más difícil acceso para los invasores.

Al contar su historia, los Tyohom-dyapa cuentan que en esa época fueron a vivir en las cabeceras del río Jandiatuba, donde mantuvieron relaciones con al menos un otro grupo hablante de la lengua Katukina-Kanamari, al que han llamado Tyaha-dyapa. En la década de 1950, un conflicto entre ambos pueblos llevó a la muerte del  líder Tyohom-dyapa y al consiguiente alejamiento entre ellos.

Desde entonces, los Tyohom-dyapa pasaron a vivir entre las cabeceras del río Curuena y el alto curso del río Jutaí. Tratando de mantenerse lejos de los Tyaha-dyapa y otros grupos ‘aislados’ de la región, han adoptado entonces una estrategia alta movilidad ocupacional, pasando la mayor parte del año lejos de su aldea, circulando por el área. Así, también abandonaron la práctica de huertos y volvieron a comer tubérculos silvestres, frutos del bosque y la carne de caza. También volvieron, en esta fase, a mantener relaciones con los occidentales ubicados en el río Curuena y Jutaí, en contactos esporádicos y pacíficos para intercambio entre carne y recursos de la floresta y productos industriales como herramientas, sal y fósforos.

El balance de estos intercambios contabiliza, para los Tyohom-dyapa, nuevas enfermedades para las cuales no tenían inmunidad ni formas de tratamiento. Al igual que otros individuos del grupo, el líder Marem (que había asumido el frente de los Tyohom-dyapa después del conflicto) habría muerto de “flema”, adquirida tras algunos encuentros con no-indígenas.

A través de los informes sobre estos contactos, los Kanamari ubicaron los Tyohom-dyapa y fueron a encontrarlos. Desde entonces, las visitas a su aldea se hicieron frecuentes. Poco después, las visitas pasaron a ser recíprocas, con intercambio de regalos y realización de festividades comunes a los grupos Katukina-Kanamari, dando espacio incluso a un matrimonio entre dos individuos de estos pueblos.

Grupo Tyohom-dyapa na aldeia Jarinal (Foto: Acervo CTI)

Grupo Tyohom-dyapa en el pueblo Jarinal (Foto: Victor Gil / Acervo CTI)

En la década de 1980, comienzan los contactos frecuentes con equipos de prospección sísmica de la Compañía Brasileña de Geofísica (CBG) y de la empresa LASA Ingeniería S.A., ambas a servicio de la Petrobrás. Los Tyohom-dyapa habrían recibido los equipos en sus casas y llevado a cabo intercambios que, por primera vez, involucraban dinero.

Poco se sabe sobre la dimensión de los impactos causados por la Petrobrás en la región y si hubo intensificación de conflictos territoriales entre los Tyohom-dyapa y otros grupos en aislamiento voluntario. Las actividades sísmicas habrían implicado la detonación de explosivos y el sobrevuelo a baja altura sobre varias aldeas ‘aisladas’, provocando nuevos desplazamientos indígenas, nuevos conflictos internos entre pueblos y nuevos obstáculos para cazar o colectar comida.

Al paso que alargaban su red de relaciones, los Tyohom-dyapa también vivían una disminución grave en su población, a causa de estos conflictos y enfermedades no conocidas.

En 2005, temiendo el ataque de un grupo de madereros ilegales en el alto río Curuena, los Tyohom-dyapa van a vivir con los Kanamari, moviéndose definitivamente a la comunidad Jarinal como única forma de mantener la integridad física de su población. Desde entonces, abandonaron la intensa movilidad territorial que caracterizaba su forma anterior de ocupación y también dejaron de vivir en malocas (grandes casas comunes) para residir en casas al estilo ribereño, tal las casas de los Kanamari.

Todavía hoy, los Tyohom-dyapa mantienen visitas esporádicas a un no-indígena que se ubica cerca de la comunidad Jarinal. Algunos han ya viajado a la ciudad de Eirunepé, cuando, por ejemplo, participaron del Encuentro Kanamari en la comunidad Mamori y Barreiro, en 2014. Además, al menos dos indígenas, Wahmara y Tewem, han obtenido certificados de nacimiento con la finalidad de integrar el sistema brasileño de previdencia y seguridad social: nuevas experiencias no-indígenas sobre las cuales sólo en el futuro se podrá contabilizar los beneficios y los prejuicios.

 

* Victor Gil es geógrafo asociado al Programa Javari del Centro de Trabajo Indigenista.

 

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