Isolados avistados no Vale do Javari em 2011 (Foto: Acervo CGIIRC/Funai)

Vale do Javari: los más altos índices de indígenas aislados en el mundo

Por Rafael Nakamura |Traducción: Lucas Bonolo (Box: Manoel Giffoni)

En el extremo oeste de la provincia del Amazonas, Brasil, ubicase la Tierra Indígena (TI) Vale do Javari. Imágenes satelitales muestran una continua y extensa área de floresta amazónica, segmentada apenas por algunas siembras de las comunidades indígenas mismas, o por las pocas y relativamente pequeñas ciudades del entorno. Son 8,5 millones de hectáreas, muy distantes de los grandes centros urbanos. El acceso restricto, apenas por vía fluvial o aérea, sin ejes de carreteras o ferrovías cercanos, deja una falsa idea de que la cuenca del Javari sea extramente aislada, sin conexión con las iniciativas de desarrollo económico nacional.

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Map de la región del Vale do Javari.

De acuerdo con la metodología adoptada por la Coordenação Geral de Índios Isolados e Recém-contatados (CGIIRC/Funai), los registros sobre la existencia o presencia de pueblos o grupos en aislamiento voluntario en determinada zona pueden ser clasificados como:

Información – Cualquier tipo de información sobre la existencia o presencia de determinado grupo en aislamiento que todavía no haya sido verificada, pero que ya consta en la base de datos de Funai.

Referencia – Cuando el conjunto de acciones de localización de la Funai todavía no fue concluido, pero ya existen volumen consistente de datos e informaciones sobre la existencia de determinado grupo.

Referencia confirmada – Cuando el conjunto de acciones de localización de la Funai fue concluido y se constató la efectiva existencia de determinado grupo.

La misma idea ocupa el imaginario social cuando se define el Vale do Javari como la región que abriga la más intensa concentración del mundo de pueblos en aislamiento voluntario: actualmente, la Fundação Nacional do Índio (Funai) trabaja con 16 registros de ellos en su banco de datos, de las cuales 11 son referencias confirmadas, 3 no confirmadas y otras 2 “informaciones”

“Es común la divulgación de informaciones sobre estos pueblos indígenas en aislamiento como si nunca hubiesen establecido contacto con el mundo occidental, o que viven en el periodo neolítico. Pero, en verdad, son pueblos tan contemporáneos cuanto nosotros, con estrategias políticas distintas al relacionarse con otras sociedades”, explica Conrado Rodrigo Octavio, coordinador-adjunto del Centro de Trabalho Indigenista (CTI).

Muchos más complejos que el purismo de una naturaleza intocada, la verdadera dinámica e histórico de la ocupación del Javari ayudan a comprender el contexto actual de los pueblos indígenas que allí habitan. “Hubo momentos en que el Vale do Javari fue mucho más poblado por ‘invasores’. A finales del siglo XIX e inicios del XX, registrase la llegada expresiva de peruanos no-indígenas y de otros pueblos indígenas provenientes del Perú, como los Chamicuro, un pueblo Arahuaca que viene a trabajar en los frentes del caucho. Algunas narrativas del pueblo Marubo, por ejemplo, remiten a contactos con estos grupos”, completa Conrado.

Tal convivencia fue, en muchos casos, una mala experiencia para los indígenas, tornándose uno de los motivos para la opción del aislamiento voluntario hacia las sociedades del entorno. “Muchas veces, aislarse es una estrategia de sobrevivencia. Varios de estos grupos han tenido contactos traumáticos en el segundo ciclo del caucho. Secuestro de mujeres y niños, estupros, esclavización, guerras. Entonces, grupos deciden se aislar y son, hasta hoy, resistentes al contacto”, relata Hilton Nascimento, ecólogo en la región del Vale do Javari desde 2001 y vinculado al Programa Javari del CTI.

La responsabilidad de garantizar el derecho al aislamiento voluntario es de la Funai, ejecutada por los Frentes de Proteção Etnoambiental (FPE), que implementan la política de protección bajo supervisión de la Coordenação-Geral de Índios Isolados e Recém-Contatados (CGIIRC). Cabe a la FPE Vale do Javari el monitoreo y protección de los territorios ocupados por indígenas que hoy rechazan una relación más constante y sistemática con las sociedades occidentales. La tarea no es fácil, sea por la extensión del área, sea por mas muchas amenazas a la tranquilidad de estos pueblos, sea por la precariedad de estructura, recursos y material humano en órganos del Estado brasileño.

Precariedad en la asistencia sanitaria

Hace años, el Vale do Javari acumula estadísticas alarmantes en el cuadro de salud de los pueblos indígenas de la región. Según datos oficiales, de 2000 a 2010, se registró por lo menos 325 muertes, lo que equivale al 8% de la población general de la zona. Hasta hoy, la región sufre con alta presencia de hepatitis virales (A, B, C y D), así como la filariose, malaria y tuberculosis. “Aunque algunos estudios hayan sido llevados a cabo en la década de 2010, el problema nunca fue encarado por las políticas publicas de salud, y por en contrario, ha sido sistemáticamente omitido”, revela Conrado Octávio.

El bienestar de los pueblos en aislamiento voluntario depende directamente del bienestar de sus vecinos inmediatos. Los pueblos aislados y recién-contactados tienen un sistema inmunológico extremamente vulnerable, pues no cuentan con anticuerpos para males fácilmente combatidos por la población vecina. “Si, en determinado momento, algún pueblo en aislamiento desea hacer contacto y aparece en una comunidad Marubo con casos de hepatitis o tuberculosis, por ejemplo, todo el trabajo de protección puede no ser suficiente para evitar surtos epidémicos”, explica Conrado.

Grupos completos de pueblos indígenas ya fueron aniquilados por estos casos de epidemia. Es el caso de los Matis, que, tras en contacto en 1976, perdieron cerca de 1/3 de su población debido a epidemias de gripe y otras molestias infectocontagiosas. “Nuestros entes más mayores siempre utilizaron las plantas, la medicina tradicional para curar las enfermedades. Muchos males que nos afectaban ni siquiera eran vistos como enfermedades. Nos hacían enfermar espiritualmente, pero teníamos medicina para todo eso en la floresta. Pero la enfermedad de los blancos es este mal mismo que arruina a la persona”, explica Raimundo Mean Mayuruna, presidente de la Organização Geral Mayuruna (OMG).

Índio Matis com zarabatana no igarapé Boeiro, rio Ituí, TI Vale do Javari, um ano após o contato oficial, em 1985 (Foto: Isaac Amorim Filho).

Indígena Matis con cerbatana en el Boeiro corriente, río Ituí, TI Vale do Javari, un año después del contacto oficial, en 1985 (Foto: Isaac Amorim Filho).

Constancia en las invasiones

Junto a las enfermedades vinieron otros males. La presencia de pescadores, cazadores y madereros ilegales debe ser monitoreada constantemente por la FPE Vale do Javari. Circula información sobre invasiones en casi todo el territorio protegido, incluso donde los frentes de protección están presentes y actuantes en el control de transito. El desafío de garantizar presencia y protección se hace todavía más intenso en todo el limite sur y en la parte oriental de la TI Vale do Javari, zonas de difícil acceso.

En 1996, la Funai promovió el contacto con un grupo Korubo en situación extremamente vulnerable y que sofría riscos inminentes de ataque por parte de la población del entorno empleada en los frentes de explotación. Después del contacto, la FPE intensificó su presencia en los ríos Ituí e Itacoaí, para que, hoy, la vigilancia constante pueda apartar la acción de criminosos ambientales. Y sin embargo, todavía ocurren invasiones puntuales que ponen en risco grupos en aislamiento voluntario que transitan por estas tierras.

En los últimos años, algunos grupos de Korubo en aislamiento intensificaron su presencia en las orillas de los ríos Ituí e Itacoaí durante las épocas de sequía. En tal ocasión, pueblos como los Korubo dejan las zonas de arroyos y van hasta la orilla de los ríos a colectar huevos de taricayas, tortugas y otros quelonios. En 2014, uno de estos grupos estableció contacto: “Ellos quedaron acampados en la orilla durante unos días, llamando, haciendo señales para barcos de otros indígenas, de profesionales de la salud o mismo de la Funai. Tal proceso acabó llevando a dos situaciones de contacto en 2014”, relata Conrado.

Grupo Korubo que estabeleceu contato em 2014 (Foto: Arquivo CGIIRC/Funai).

Grupo Korubo que ha establecido contacto en 2014 (Foto: Colección CGIIRC / FUNAI).

En el caso de la extracción ilegal de madera, los ríos al norte de la T.I. Vale do Javari siempre fueron la principal puerta de entrada para esta actividad. Pero en los últimos años, el sur de la región ganó el puesto de principal foco de derrumbes forestales para ganadería e industria maderera.

Agravando la situación están los proyectos de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA) – substituída recentemente pelo Conselho Sul-Americano de Infraestrutura e Planejamento (COSIPLAN), órgão da União das Nações Sul-Americanas (UNASUL) -, que busca dar soporte a las actividades económicas de la región y que pueden intensificar esas invasiones. Hoy, se discute la abertura de una ferrovía conectando la ciudad de Cruzeiro do Sul (Acre) hasta la ciudad peruana de Pucallpa, fuerte polo maderero. De tal modo que las cercanías del río Juruá, región al sur del Vale do Javari que antes era refugio para grupos en aislamiento, ahora son más y más susceptibles a las presiones de explotación.

Problemas escondidos bajo la tierra

Un “nuevo” viejo problema es el interés de empresas petrolíferas en la región. Cuestión más compleja que otras, por recaer en una zona fronteriza de territorio compartido por Brasil y Perú, que poseen políticas distintas hacia los pueblos indígenas, en una zona donde viven grupos ajenos a la existencia de una línea geopolítica que les divide y les ofrece derechos distintos.

En los años 1980, los grupos Matsés sufrieron con las actividades de la Petrobras en la región, y recuerdan hasta hoy las muertes y epidemias del periodo. “En la explotación del petróleo, ellos llegan derrumbando todo, hacen explosiones y traen enorme miedo para los indígenas que no conocen estas actividades. Llegan las enfermedades, la gripe, tan traumática los indígenas”, recuerda Mean Mayuruna.

Durante a V Reunião Binacional Matsés Brasil - Peru, lideranças Matsés repudiam a atividade petroleira no território Matsés e de povos isolados que habitam a região do rio Jaquirana, TI Vale do Javari (Foto: Acerco CTI).

Durante la V Reunión Binacional Matsés Brasil – Perú, los líderes Matsés repudian a la actividad petrolera en el territorio Matsés y de los pueblos aislados que habitan la región del río Jaquirana, TI Javari Valle (Foto: Colección CTI).

Las actividades de la Petrobras en la región fueron paralizadas en 1984, cuando un grupo Korubo en aislamiento mató a golpes dos funcionarios que prestaban servicios a una empresa contratada por la estatal brasileña, cerca del río Itacoaí. A pesar de que el territorio cuente con protección oficial en Brasil, los frentes petroleros han aumentado la presión en la región, aunque de forma incipiente.

Del otro lado de la frontera, sin embargo, la explotación está avanzada. La empresa canadiense Pacific Rubiales ganó concesiones petrolíferas y derechos de búsqueda en áreas de ocupación de los pueblos Matsés, Matís y grupos en aislamiento. “El Estado peruano no tiene una política de protección, no sabe lidiar con los grupos en aislamiento voluntario. El gobierno anterior [de Allan García] no reconocía incluso su existencia, decían que eran invenciones de las organizaciones no gubernamentales”, explica Hilton Nascimento.

La agresividad de la prospección de petróleo, con la ocupación de los funcionarios, la maquinaría, los estallidos y todo lo que comporta la actividad, ya son causa de cambiamientos graves, según indígenas que viven cerca de los lotes petroleros. “La amenaza más intensa está en la frontera con Perú, en el río Jaquirana, donde ya se vieron varios grupos en aislamiento y ahora llegan las empresas petrolíferas. Tal explotación direcciona los indígenas para lados opuestos de la frontera y genera conflicto, ya que estos grupos pueden se confundir y pensar que son otros indígenas atacando”, explica Mean.

Una cuestión de autonomía

En el Vale do Javari, como en otros lugares, la garantía de autonomía de los pueblos indígenas depende de la protección de vastos territorios ante la presión de varios frentes de expansión. Para tanto, más allá del fortalecimiento de los Frentes de Proteção Etnoambiental, el movimiento indígena local reivindica mayor participación en las políticas específicas. “Los indígenas ya conocen el territorio, ahora necesitan prepararse y recibir incentivos. Hay casos de indígenas que viven en comunidades contactadas y que temen a los grupos en aislamiento, no logrando comunicarse. Ellos necesitan preparo para evitar conflictos”, opina Paulo Marubo, coordinador general de la União dos Povos Indígenas do Vale do Javari (Univaja).

“Los blancos no están todo el tiempo en las tierras indígenas. Entonces, queremos que el Estado prepare los indígenas que viven en la zona y conviven con los grupos en aislamiento, para que actúen en la región”, dice Manuel Chorimpa Marubo, también él coordinador de Univaja.

Para Raimundo Mean, tratase de garantizar el derecho a un estilo de vida autónomo y libre. “El término ‘aislado’ deja una idea de que los indígenas no saben vivir en sociedad, cuando en verdad ellos están viviendo conforme sus tradiciones más antiguas, y no quieren contacto con la sociedad occidental. Ellos no necesitan lo que tienen los blancos y viven sin dependencias externas. Creo que esa es la razón para los blancos llamarles ‘aislados’. En verdad, a los occidentales les gustaría ver todos los indígenas vestidos iguales y viviendo igual a ellos. Nosotros somos también ‘aislados’, incluso si tenemos ropas. Cuando estamos distantes del blanco, también estamos en aislamiento”, explica.

Recordando el tiempo en que su pueblo Mayuruna también vivía en aislamiento voluntario, Raimundo Mean comenta la inteligencia de la estrategia de aislamiento ante la cantidad de problemas que llegan con el contacto. “Si ellos establecieran en contacto, dependerían demasiado de los blancos para sobrevivir. Desde medicinas a motores y otras cosas. La idea de ‘no querer depender’ es muy inteligente. La mejor manera de vivir es como hacen ahora: cazando, colectando, cosechando”.

Unos días antes de que cerrara esta edición, FUNAI vino a público para relatar un contacto con un grupo aislado del pueblo Korubo e indígenas del pueble Matis en la Tierra Indígena Vale do Javari (AM). El grupo aislado incluye 21 personas entre adultos y niños. El contacto se dio en el fin de septiembre, después que algunos de los Matis hayan abordado el grupo Korubo, mientras cruzaban el rio Branco en un área cercana de las aldeas Matis.

De acuerdo conkorubo5-ajustela FUNAI, los Matis hicieron el contacto al sentirse amenazados por la presencia de los aislados cerca de sus tierras. Tal preocupación es consecuencia de un encuentro establecido en noviembre del 2014, en el cual los Korubo aislados del río Coari se acercaron de los campos de la aldea Matis Todowak. Hubo un conflicto que resultó en la muerte de dos Matis.

Por parte del Estado, se colocó en marcha un plan para protección epidemiológica y promoción del diálogo intercultural. Los Matis, a su vez, se han manifestado en repetidas ocasiones su descontento con la agencia indigenista, alegando que no se les permite ejercer su papel y su autonomía en la conducción del contacto con el grupo Korubo.

(Foto: Grupo Korubo contatado pelos Matis. Crédito: Acervo CGIIRC/Funai).