Traducción: Lucas Bonolo
Presentación
Con el objetivo de divulgar largamente las noticias que circulan en los principales medios de comunicación de Brasil, Perú y otros países sobre las políticas de protección y promoción de los derechos de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario en la Amazonia, el Centro de Trabalho Indigenista (CTI) desarrolló mensualmente, desde 2008, el informe digital ‘Povos Isolados na Fronteira Brasil-Peru‘.
Fueron siete años de ediciones periódicas, en el ámbito del proyecto ‘Articulação transfronteiriça – gestão territorial de terras indígenas e defesa dos direitos dos povos indígenas isolados na fronteira Brasil-Peru’. Con el fin de este proyecto, el dicho informe ‘Pueblos en Aislamiento Voluntario en la Frontera Brasil-Perú’ tendrá su continuidad incorporada y ampliada por el nuevo informe digital ‘Povos Isolados na Amazônia’ (Pueblos en Aislamiento Voluntario en Amazonia), un producto elaborado en el seno del proyecto ‘Proteção Etnoambiental de Povos Indígenas Isolados na Amazônia‘, ejecutado en colaboración con la Fundação Nacional do Índio (Funai) y con soporte del Fundo Amazônia.
El objetivo de esta plataforma es ser un canal de comunicación que concentra y disemina noticias, entrevistas, textos, mapas e imágenes sobre el tema, contando con la colaboración de grupos indígenas, de representantes gubernamentales y de la sociedad civil de países como Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Surinam, Venezuela, Guyana y Guyana Francesa, para fortalecer la articulación entre todos aquellos que, de alguna manera, luchan por la garantía de los derechos de estos pueblos ancestrales.
El contenido transmitido en este informe se destina a públicos distintos, para esclarecer e informar sobre la existencia efectiva de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario, las amenazas y retos para su protección. Miramos el Estado, o ciertos sectores de él, particularmente del Poder Ejecutivo, que desconocen o niegan la existencia de estos pueblos; los pueblos indígenas mismos, y poblaciones regionales que ocupan el entorno inmediato o que comparten zonas territoriales con los grupos en aislamiento voluntario; y la opinión publica y sociedad civil en general.
A partir de esta nueva herramienta, daremos continuidad a la propuesta de divulgación de las informaciones sobre políticas o iniciativas para protección de los pueblos en aislamiento, eventos de contacto, así como los desafíos y amenazas a sus territorios, buscando expandir el debate y la defensa de sus derechos en todas las esferas de la sociedad, particularmente en la Amazonia.
En esta primera edición del informe, presentamos el contexto de las principales áreas de actuación de proyecto, en lo que toca la articulación con los pueblos y comunidades del entorno o que compartan territorio con los indígenas en aislamiento. Tratase de las áreas de influencia de los Frentes de Proteção Etnoambiental Envira, Vale do Javari, Awá-Guajá, Cuminapanema y Madeira-Purus, así como las zonas de frontera internacional.

Mapa de las Tierras Indígenas donde se centran las actividades del proyecto.
El CTI y las políticas de protección a los indígenas en aislamiento
El compromiso político histórico de CTI es “contribuir para que los pueblos indígenas asuman el control efectivo de sus territorios, aclarando a ellos el papel del Estado en la protección y garantía de sus derechos constitucionales”. Es un posicionamiento claro en favor de la autonomía y autodeterminación de los pueblos indígenas. Es evidente que las estrategias de información, para los colectivos indígena en aislamiento, son muy distintas de aquellas utilizadas en otros contextos, como en la relación con las poblaciones indígenas “en permanente contacto con nuestra sociedad” (colocado en los términos de la Ley 6.001 / 73, del Estatuto de los Indígenas).
Entendemos que la categoría jurídica “indígena en aislamiento voluntario” se refiere al aislamiento de colectivos indígenas así identificados desde el Estado y la mayoría de la sociedad no indígena, como expresión de la negativa de estos colectivos a establecer ciertas relaciones. No se refiere, por lo tanto, a estas mismas sociedades – y otros colectivos indígenas con los quales estos mantienen o han mantenido relaciones – para quien, sin duda, no lo son, y no ven a sí mismos como “aislados”. De todos modos, en estos casos, en principio, creemos que la intervención del Estado deba ser más incisiva, mirando en ultima instancia garantizar las condiciones necesarias para la preservación del modo de vida y de la integridad física de estos grupos.
Existen distintas maneras de intervención para los contextos de contacto, y es fundamental cualificar estas maneras. El histórico de las relaciones entre los pueblos indígenas y la sociedad dominante ilustra y cualifica un conjunto de intervenciones estatales desde la época colonial hasta hoy.
En la primera década de 1500, se considera que todos los pueblos indígenas estaban en aislamiento, según la concepción a través del cual la Ley 6001/73 y el sentido común los definen: andaban desnudos o con trajes sumarios, desconocían las reglas de la sociedad “blanca”, no producían instrumentos de hierro, luchavan frecuentes guerras entre sí y, quizás por eso mismo, se les consideraban sociedades autónomas unas en relación a las otras.
A lo largo de la ocupación y dominación colonial, el Estado portugués, hizo lo que pudo para invadir, violentar y asesinar, para finalmente vestir y “civilizar” – o mejor dicho, mestizar – estos pueblos amerindios. Deseaban que los indígenas se transformaran y adquirieran bajo fuerza el imagen de los “blancos”, especialmente donde la resistencia indígena era más grande y causaba muertes entre los portugueses. Bajo esta destruición de cuerpos y culturas indígenas se fundó el Estado-Nación al cual decimos hoy Brasil – y también Perú, México, Paraguay, Estados Unidos y otros.
Centenas de pueblos indígenas sucumbieron a los ataques de mercenarios soportados por el Estado. En el sur, sureste y nordeste de Brasil, muchos grupos fueron “reducidos” a las misiones católicas para luego servir de mano de obra esclava en las haciendas de azúcar; otros grupos fueron “bajados” desde las altas cuencas amazónicas hacia las missiones, los fuertes y fortalezas luso-nacionales, donde fueron esclavizados; otros más fueron “corridos” por expediciones punitivas contratadas por caucheros para “limpiar” el acceso al caucho. Cuanto más contacto se hacía, más se percibía el nivel de susceptibilidad de los indígenas “bravos” (o “salvajes”, “bugres”, “hostiles”, “arredios”) a las enfermedades más sencillas de la sociedad blanca.
En el inicio del siglo XX, se hizo común la practica de la “pacificación” – eufemismo utilizado en la época para sustituir la palabra “dominación”. Justamente en este periodo, en 1910, fue criado el Serviço de Proteção ao Índio (SPI), que hizo, de la “pacificación”, su modus operandi principal. La táctica fue ampliamente ejecutada en la Amazonia durante la década de 1970, sobretodo donde las “carreteras de integración nacional” hallasen los “salvajes”.
Eran utilizadas técnicas de atracción comunes en la época: paneles de regalos organizados en puntos estratégicos, bases permanentes dentro de los territorios indígenas (llamados “Puestos de Atracción”), y el secuestro de individuos (hombres, mujeres y niños) a titulo de ejemplo o de “cebo” para los demás. Los frentes de “pacificación” y de atracción del SPI duraron hasta la disolución del órgano, durante el régimen militar, cuando fue remplazado por la Funai, en 1967.
Esto no significó, entretanto, el fin de la guerra ilegal y disimulada de los frentes de conquista privados (súmanse aquí los misionarios de distintas religiones) que partían desde el sur de país. Donde el Estado brasileño no tenía brazos – gente y dinero –, tales expediciones punitivas han tenido proseguimiento, sobretodo en la Amazonia, la “ultima frontera” con presencia de indígenas “salvajes” a ser conquistada.
Las políticas de “integración de la Amazonia” del gobierno militar brasileño repetirían, evidentemente en escala reducida, aquella primera invasión colonial. A lo largo de su historia republicana pre-1988, el Estado brasileño no tuvo interés político para formular un objetivo claro en relación al tema de los indígenas en aislamiento, a parte el objetivo de “integración”, que era empleado a todos los pueblos indígenas en Brasil.
Con el proceso de redemocratización pos-dictadura – y mismo antes de la promulgación de la Constitución de 1988, que en su Capitulo No 231 entierra “la integración de los indígenas a la comunión nacional” como objetivo de la política indigenista oficial –, se reconoció que los contactos conducidos por el Estado brasileño a lo largo de la historia fueron negativos para estos pueblos. A partir de entonces, la Funai resuelve finalmente establecer los objetivos del Estado brasileño en relación a los “indígenas en aislamiento voluntario”.
A través de la Portaría no. 1.900/87, que funda las directrices para actuación de la llamada Coordenadoria de Índios Isolados de la Funai, y de la Portaría no. 1.901/87, que establece el Sistema de Proteção ao Índio Isolado y sus subsistemas de localización, vigilancia y contacto, se instituyó que el contacto podría hacerse solamente por iniciativa del proprio grupo “en aislamiento” o cuando estos estuvieran en situación de risco inminente.
Se estableció, así, una nueva política, la del “no contacto” y del respecto a la autodeterminación de estos pueblos, guiada por la Constitución Federal de 1988, por la Convención no. 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de la cual Brasil es signatario, y por el Estatuto da Funai, aprobado por el Decreto no. 7.778 de 2012.
Ante la “opción por el aislamiento”, y llevando en consideración el alta vulnerabilidad de estos grupos a enfermedades y también las frecuentes amenazas a la integridad de sus territorios, recae a la Funai la responsabilidad de garantizar el pleno ejercicio de su libertad y de sus actividades tradicionales, sin la necesaria obligación de contactarlos, así disciplinando y restringiendo el ingreso y transito de no-indígenas en sus territorios.
Gracias a estas nuevas posturas adoptadas por la Funai hacia el autonomía de los pueblos indígenas dichos “en aislamiento voluntario”, y tomando como referencia la experiencia previa de trabajo en el tema * que, a partir de la década de 1990, el CTI comenzó a apoyar con proyectos algunas acciones del Departamento de Indígenas Aislados de la Funai. Estos proyectos buscaron disolver fragilidades y/o carencias en la actuación de la Coordenação de Índios Isolados dentro de distintos Frentes de Protección Étnico-ambiental.